Tuesday, November 13, 2012

LA PEOR DE LAS TÁCTICAS...UNA ESTRANGULACIÓN



La actual política nacional con respecto a la subvención a los hidrocarburos (gasolina y diesel) presentó una información impactante el mes pasado: 1.060 millones de dólares serán destinados para evitar que durante la gestión 2013 la nivelación internacional de los combustibles afecte a la economía de la persona común en el país. Autoridades del Estado aseguraron y reaseguraron que la subvención en la próxima gestión  está asegurada, pero nuevamente vuelve a la mesa del debate la suspensión de dicha medida que en voz de la población, no reconocida por todos, pero que es algo insostenible a largo plazo.

Al reconocer esta realidad vemos que necesaria el asumir medidas para iniciar el difícil pero ineludible debate nacional sobre este hecho, también reconocemos que desde el Gobierno y sus aliados políticos ya se están asumiendo algunas medidas disimuladas que pronosticamos se tomarán a partir del próximo año. Lo criticable de las disposiciones recientemente asumidas y las declaraciones hechas es que se demuestra nuevamente el priorizar el aspecto político antes que el franco y directo y decir que sí, es necesario asumir medidas para disminuir la subvención a los hidrocarburos pero no disfrazarlo con primero: declaraciones de dirigentes campesinos que indican la necesidad de disminuir la subvención a los carburantes de forma paulatina (actitud con la que estoy deacuerdo), pero es evidente que dicha posición es parte de una estrategia política del partido de Gobierno para aplacar posibles negativas en las mismas bases de los aliados tradicionales, principalmente del área rural y comercial no formal. Luego, las declaraciones de diputados oficialistas que afirman una total subvención a los hidrocarburos para el próximo año sin dejar de recordar la preocupación sobre el tremendo incremento millonario a los hidrocarburos, como si todos no estuviésemos concientes de dicha realidad y cómo serían mejor invertidos esos millones en por ejemplo: una mejor dotación para la seguridad ciudadana, la mejora en la calidad de los centros de reclusión (reducir el hacinamiento, ampliar y construir nuevos centros penales, mejorar su calidad de vida), o el incentivo real y efectivo de nuevas fuentes de trabajo de calidad para los millones de desempleados que hay en el país, incluidos los jóvenes a quienes no se les permite acceder a fuentes de ingreso duraderas.      

Y fue ayer, con las declaraciones del ministro Arce Catacora, quien indicó que para se planea recaudar alrededor de 56 millones de dólares a través de la reducción del crédito fiscal en la emisión de las facturas por la compra de carburantes. La justificación del Ministro indica que la población se beneficiaba de forma doble con la subvención y con el descargo en el IVA a través del 13% del total de la compra de los carburantes. Ahora, sólo será el 9,1% del total de la compra, es decir, si se compran 100 bolivianos de combustible sólo reconocerán 70 bolivianos en la factura. Esta media puede ser legal pero a todas las luces no es ética porque el Estado está obligando a que nuestra compra no sea reconocida en su totalidad.

Medidas como éstas recuerdan el mismo periodo de fin del año 2010 cuando se declaró el “gasolinaso” que puso en figurillas a la estabilidad social y significó el primer gran error político/social del Gobierno, como indiqué previamente, se primó el aspecto político-electoral antes que el difícil pero necesario.

Ahora parece que se busca presionar a la población para aceptar una reducción a la subvención pero a través de medias que pueden ser interpretadas como abusadoras, se evita nuevamente asumir una actitud oficial seria y discutir abiertamente la situación real sobre la temática de los carburantes y las responsabilidades de todos los bolivianos, incluido el Gobierno y los mecanismos de control efectivo para paliar todas las formas de desviación fiscal y contrabandista en el tema carburantes. Creo que todos los esfuerzos nacionales deberán direccionarse hacia esta necesidad inmediata y no hacia “frivolidades” como la priorización de la Casa del pueblo, ¿o es que hay gato encerrado?.    

Rodrigo Aramayo Pizarro

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